Para ubicarnos en el contexto como educadores y responsables del aprendizaje de nuestros adolescentes, sería importante recoger la entrevista que el diario El País de España le hiciera al Psiquiatra Vittorino Andreoli a raíz de una serie de conferencias que sobre el perfil de los adolescentes estuvo dando en ese país. Andreoli considera que el adolescente suele ser un enigma para las familias y en la escuela suele presentar un comportamiento incomprensible. Según este destacado Psiquiatra la adolescencia está definida por: la metamorfosis y la falta de percepción del futuro. La metamorfosis, en la que el adolescente se da cuenta de que su cuerpo ha cambiado completamente y que conlleva a la pérdida de la identidad de la infancia por lo que tienen que afrontar una nueva identidad que desconoce completamente. Su cuerpo y su personalidad están cambiando. Ningún adolescente está feliz cómo es. Están en un punto en que ya no es la infancia, pero tampoco es un adulto. Por eso ellos tratan de cambiar su aspecto poniéndose piercings o haciéndose tatuajes, en un intento de remediar la metamorfosis.
La falta de capacidad de percibir el futuro, es la otra característica que los define, es la que el adolescente está ligado al tiempo presente. Esta percepción los diferencia de los adultos y los separan de los padres y tutores. Andreoli, sostiene que hoy en día los adolescentes son mucho más frágiles y sensibles ante la frustración y es un error terrible usar la misma regla con la que fuimos criados los adultos de hoy. Ellos tienen que usar diferentes máscaras para adaptarse a la sociedad y, por ello, son más infelices. Por eso, dice Andreoli, la mejor escuela es estar con los adolescentes en calidad de tiempo y la sociedad debe asumir que el primer problema es la relación entre generaciones, antes que los conflictos económicos.
¿Qué aportes recogemos de la neurociencia para comprender el comportamiento de los adolescentes?
Según Raúl Salas, los avances de la neurociencia nos muestran progresos notables en la última década como: el aprendizaje cambia la estructura física del cerebro, alterando su organización funcional; en otras palabras, el aprendizaje organiza y reorganiza el cerebro. Diferentes partes del cerebro pueden estar listas para aprender en tiempos diferentes, es decir el cerebro es un órgano dinámico, de una gran plasticidad sináptica, moldeado y organizado funcionalmente debido a la experiencia. El cerebro es moldeado por los genes, el desarrollo y la cultura que experimenta, por lo que no es simplemente un producto del desenvolvimiento biológico, sino que es también un proceso activo estimulado esencialmente por la experiencia.
Durante nuestro crecimiento el cerebro alcanza el 90% de su tamaño a los 6 años, pero luego sufre cambios importantes durante la adolescencia, se presenta una pérdida masiva de tejido cerebral para dar paso a una función más eficiente del cerebro, terminando su madurez total recién a los 20 años. Siendo la región pre frontal, que determina la conciencia y el control de las emociones, la última en desarrollarse. En el 98, ya se sabía que las regiones del cerebro que se usaban se fortalecían con una mayor vascularización sanguínea y las que no se usaban se debilitaban. Hoy sabemos que nuestro cerebro tiene una plasticidad sináptica, es decir que frente a los diferentes estímulos se fortalecen determinadas conexiones sinápticas. Otro aspecto develado por la neurociencia es el hecho, que no es cierto que el cerebro no pueda generar nuevas células después del nacimiento, ya que se han localizado células madres cerebrales que regeneran tejidos dañados. También se ha descubierto que las células gliales no solo son responsables del mantenimiento de las neuronas, sino que participan en los procesos de la transmisión de impulsos nerviosos, de la memoria y el aprendizaje, que antes se consideraban tareas exclusivas de las neuronas.
Cuando aprendemos usamos todo nuestro cerebro, pero hay dos estructuras, el hipocampo y la amígdala, que juegan roles muy importantes en la formación de la memoria, que para la neurociencia es la responsables de mediar en el aprendizaje. El hipocampo y la amígdala funcionan como accesos o filtros a través de los cuales pasa la información a la corteza para que se fije la memoria y se logre el aprendizaje.
El hipocampo procesa y organiza la información. Está región es responsable de responder a las situaciones de emergencia y supervivencia básicas. Pero en situaciones de mucha tensión y estrés y por la liberación constante de cortisol (hormona del estrés), genera problemas con el procesamiento y recuperación de la información. Además al ser responsable de las necesidades básicas (hambre, sed, etc.) es responsable de los instintos de comer y beber en cualquier momento. La respuesta del hipocampo es regulada por la corteza pre frontal, que da el control y el juicio, pero al no estar madura en los adolescentes, predomina el impulso y hay poco control sobre sus necesidades.
Por su parte, la amígdala juega un rol en la memoria emocional (alegría, placer tristeza, odio, etc.) y en las reacciones emocionales instintivas (temor, agresividad). Por ello, al tener una corteza pre frontal inmadura, incapaz de contener en su totalidad a la amígdala, el adolescente expresa sus sentimientos con bastante emotividad y poco control.
Cuando nuestros adolescentes están suficientemente motivados sus niveles de dos neurotransmisores, noradrenalina y dopamina, se incrementan favoreciendo la focalización de la atención y la capacidad de fijar detalles, y si la motivación persiste se acompaña de una reducción en los niveles de serotonina generándose entonces los cambios de comportamiento que favorecen el aprendizaje, ya que se incorporan las acciones que deseamos que logren.
El ciclo circadiano está asociado con los mismos neurotransmisores que tienen que ver con la atención y la memoria. Este reloj biológico, que tiene que ver con nuestro horario diurno y nocturno, en el adolescente está en proceso de ajuste y suele estar despierto hasta tarde y dormir por la mañana. De ahí el hecho que un adolescente tendría que dormir más de ocho horas para estar alerta.
¿Cómo aprovechamos esta información para el trabajo con los adolescentes en el aula?
En secundaria serán los adolescentes los que aprenden. Como con toda nueva generación, esto plantea una serie de retos. Hemos visto que el funcionamiento del cerebro de un adolescente es diferente al de un adulto, por lo tanto su aprendizaje es diferente. Esto significa que lo que nosotros los profesores planifiquemos con nuestra mentalidad adulta no necesariamente será fácil de trasladar a un aula con adolescentes.
La forma como la neurociencia nos viene aventurando en las funciones del cerebro nos va abriendo puertas a favor del aprendizaje. Gracias a esto, es que la lógica de muchas actividades ahora toma sentido y por ello debemos asegurarnos de tenerlas en cuenta cuando trabajemos con adolescentes:
• Debemos dar calidad de tiempo, más que cantidad.
• Debemos estar atentos a los fenómenos que marcan la brecha generacional:
o Requieren la información de forma rápida y a la distancia de un clic.
o Son multitareas, pueden realizar muchas cosas al mismo tiempo.
o Buscan y requieren de una satisfacción inmediata a sus acciones o evaluaciones.
o Buscan la imagen antes que el texto.
o Dominan los medios de producción digital y son nativos de la tecnología multimedia.
o Son consumidores activos de la información y con ella el poder de decidir a donde van.
o Prefieren la navegación hipertextual que la lineal.
• Debemos generar vínculos, para ello necesitamos el contexto en el se desenvuelven nuestros adolescentes (realidad inmediata, apoyarlos, intereses, reflexionar con ellos, etc.)
• Debemos reconocer que todos nuestros adolescentes son diferentes y que es necesario respetar su individualidad. Para ello se requiere ubicarlo por el nombre, conocer a sus amigos, reconocer sus fortalezas y dificultades, gustos musicales, preocupaciones, etc.,
• Debemos establecer límites claros y estrategias de reflexión y reparación en el caso que los rompan. Hay que ser consistentes y coherentes con los acuerdos. Evitar los “sermones”.
• Debemos tener presente que les cuesta controlar su emotividad, no hacen las cosas por “maldad”, requieren de paciencia y reflexión.
• Debemos proponer y desarrollar actividades motivadoras (emocionalmente estimulantes nacidas del contexto investigado previamente).
• No debemos imponer una tarea, sino permitir que los alumnos escojan una tarea entre varias similares o que tengan la libertad para ejecutar una tarea (siempre dentro de criterios claros).
• Debemos diseñar actividades que permitan a los adolescentes crear proyectos y ejecutarlos. Además que promuevan el trabajo grupal organizado (aprendizaje cooperativo o colaborativo) y en los que puedan desplegar su creatividad empleando la tecnología disponible que ellos manejan. Proponer trabajos en red (foros, blogs, chats, etc.). Hay que mencionar, el que no manejemos la tecnología, significa que limitemos la creatividad de nuestros estudiantes, este es nuestro reto como mediador o facilitador del aprendizaje.
• Debemos generar actividades que los recompensen inmediatamente y no en el largo plazo.
• Debemos desarrollar herramientas de evaluación que establezcan las reglas y exigencias muy claras de lo que se desea alcanzar con cada actividad, con los niveles de logros bien definidos y orientados a los aspectos básicos.
Finalmente, deseo que esta sea una contribución para los que trabajamos con adolescentes, para que en ellos sepamos reconocer y aprovechar la energía y la pasión que son capaces de poner en todo lo que los motiva.
La falta de capacidad de percibir el futuro, es la otra característica que los define, es la que el adolescente está ligado al tiempo presente. Esta percepción los diferencia de los adultos y los separan de los padres y tutores. Andreoli, sostiene que hoy en día los adolescentes son mucho más frágiles y sensibles ante la frustración y es un error terrible usar la misma regla con la que fuimos criados los adultos de hoy. Ellos tienen que usar diferentes máscaras para adaptarse a la sociedad y, por ello, son más infelices. Por eso, dice Andreoli, la mejor escuela es estar con los adolescentes en calidad de tiempo y la sociedad debe asumir que el primer problema es la relación entre generaciones, antes que los conflictos económicos.
¿Qué aportes recogemos de la neurociencia para comprender el comportamiento de los adolescentes?
Según Raúl Salas, los avances de la neurociencia nos muestran progresos notables en la última década como: el aprendizaje cambia la estructura física del cerebro, alterando su organización funcional; en otras palabras, el aprendizaje organiza y reorganiza el cerebro. Diferentes partes del cerebro pueden estar listas para aprender en tiempos diferentes, es decir el cerebro es un órgano dinámico, de una gran plasticidad sináptica, moldeado y organizado funcionalmente debido a la experiencia. El cerebro es moldeado por los genes, el desarrollo y la cultura que experimenta, por lo que no es simplemente un producto del desenvolvimiento biológico, sino que es también un proceso activo estimulado esencialmente por la experiencia.
Durante nuestro crecimiento el cerebro alcanza el 90% de su tamaño a los 6 años, pero luego sufre cambios importantes durante la adolescencia, se presenta una pérdida masiva de tejido cerebral para dar paso a una función más eficiente del cerebro, terminando su madurez total recién a los 20 años. Siendo la región pre frontal, que determina la conciencia y el control de las emociones, la última en desarrollarse. En el 98, ya se sabía que las regiones del cerebro que se usaban se fortalecían con una mayor vascularización sanguínea y las que no se usaban se debilitaban. Hoy sabemos que nuestro cerebro tiene una plasticidad sináptica, es decir que frente a los diferentes estímulos se fortalecen determinadas conexiones sinápticas. Otro aspecto develado por la neurociencia es el hecho, que no es cierto que el cerebro no pueda generar nuevas células después del nacimiento, ya que se han localizado células madres cerebrales que regeneran tejidos dañados. También se ha descubierto que las células gliales no solo son responsables del mantenimiento de las neuronas, sino que participan en los procesos de la transmisión de impulsos nerviosos, de la memoria y el aprendizaje, que antes se consideraban tareas exclusivas de las neuronas.
Cuando aprendemos usamos todo nuestro cerebro, pero hay dos estructuras, el hipocampo y la amígdala, que juegan roles muy importantes en la formación de la memoria, que para la neurociencia es la responsables de mediar en el aprendizaje. El hipocampo y la amígdala funcionan como accesos o filtros a través de los cuales pasa la información a la corteza para que se fije la memoria y se logre el aprendizaje.
El hipocampo procesa y organiza la información. Está región es responsable de responder a las situaciones de emergencia y supervivencia básicas. Pero en situaciones de mucha tensión y estrés y por la liberación constante de cortisol (hormona del estrés), genera problemas con el procesamiento y recuperación de la información. Además al ser responsable de las necesidades básicas (hambre, sed, etc.) es responsable de los instintos de comer y beber en cualquier momento. La respuesta del hipocampo es regulada por la corteza pre frontal, que da el control y el juicio, pero al no estar madura en los adolescentes, predomina el impulso y hay poco control sobre sus necesidades.
Por su parte, la amígdala juega un rol en la memoria emocional (alegría, placer tristeza, odio, etc.) y en las reacciones emocionales instintivas (temor, agresividad). Por ello, al tener una corteza pre frontal inmadura, incapaz de contener en su totalidad a la amígdala, el adolescente expresa sus sentimientos con bastante emotividad y poco control.
Cuando nuestros adolescentes están suficientemente motivados sus niveles de dos neurotransmisores, noradrenalina y dopamina, se incrementan favoreciendo la focalización de la atención y la capacidad de fijar detalles, y si la motivación persiste se acompaña de una reducción en los niveles de serotonina generándose entonces los cambios de comportamiento que favorecen el aprendizaje, ya que se incorporan las acciones que deseamos que logren.
El ciclo circadiano está asociado con los mismos neurotransmisores que tienen que ver con la atención y la memoria. Este reloj biológico, que tiene que ver con nuestro horario diurno y nocturno, en el adolescente está en proceso de ajuste y suele estar despierto hasta tarde y dormir por la mañana. De ahí el hecho que un adolescente tendría que dormir más de ocho horas para estar alerta.
¿Cómo aprovechamos esta información para el trabajo con los adolescentes en el aula?
En secundaria serán los adolescentes los que aprenden. Como con toda nueva generación, esto plantea una serie de retos. Hemos visto que el funcionamiento del cerebro de un adolescente es diferente al de un adulto, por lo tanto su aprendizaje es diferente. Esto significa que lo que nosotros los profesores planifiquemos con nuestra mentalidad adulta no necesariamente será fácil de trasladar a un aula con adolescentes.
La forma como la neurociencia nos viene aventurando en las funciones del cerebro nos va abriendo puertas a favor del aprendizaje. Gracias a esto, es que la lógica de muchas actividades ahora toma sentido y por ello debemos asegurarnos de tenerlas en cuenta cuando trabajemos con adolescentes:
• Debemos dar calidad de tiempo, más que cantidad.
• Debemos estar atentos a los fenómenos que marcan la brecha generacional:
o Requieren la información de forma rápida y a la distancia de un clic.
o Son multitareas, pueden realizar muchas cosas al mismo tiempo.
o Buscan y requieren de una satisfacción inmediata a sus acciones o evaluaciones.
o Buscan la imagen antes que el texto.
o Dominan los medios de producción digital y son nativos de la tecnología multimedia.
o Son consumidores activos de la información y con ella el poder de decidir a donde van.
o Prefieren la navegación hipertextual que la lineal.
• Debemos generar vínculos, para ello necesitamos el contexto en el se desenvuelven nuestros adolescentes (realidad inmediata, apoyarlos, intereses, reflexionar con ellos, etc.)
• Debemos reconocer que todos nuestros adolescentes son diferentes y que es necesario respetar su individualidad. Para ello se requiere ubicarlo por el nombre, conocer a sus amigos, reconocer sus fortalezas y dificultades, gustos musicales, preocupaciones, etc.,
• Debemos establecer límites claros y estrategias de reflexión y reparación en el caso que los rompan. Hay que ser consistentes y coherentes con los acuerdos. Evitar los “sermones”.
• Debemos tener presente que les cuesta controlar su emotividad, no hacen las cosas por “maldad”, requieren de paciencia y reflexión.
• Debemos proponer y desarrollar actividades motivadoras (emocionalmente estimulantes nacidas del contexto investigado previamente).
• No debemos imponer una tarea, sino permitir que los alumnos escojan una tarea entre varias similares o que tengan la libertad para ejecutar una tarea (siempre dentro de criterios claros).
• Debemos diseñar actividades que permitan a los adolescentes crear proyectos y ejecutarlos. Además que promuevan el trabajo grupal organizado (aprendizaje cooperativo o colaborativo) y en los que puedan desplegar su creatividad empleando la tecnología disponible que ellos manejan. Proponer trabajos en red (foros, blogs, chats, etc.). Hay que mencionar, el que no manejemos la tecnología, significa que limitemos la creatividad de nuestros estudiantes, este es nuestro reto como mediador o facilitador del aprendizaje.
• Debemos generar actividades que los recompensen inmediatamente y no en el largo plazo.
• Debemos desarrollar herramientas de evaluación que establezcan las reglas y exigencias muy claras de lo que se desea alcanzar con cada actividad, con los niveles de logros bien definidos y orientados a los aspectos básicos.
Finalmente, deseo que esta sea una contribución para los que trabajamos con adolescentes, para que en ellos sepamos reconocer y aprovechar la energía y la pasión que son capaces de poner en todo lo que los motiva.
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