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Nos cuenta la neurociencia: ¡La adolescencia es una etapa increíble! ¿Por qué los adolescentes asumen riesgos? ¿Por qué prefieren a los amigos que a la familia? Para muchos la etapa adolescente resulta un problema. Se molestan cuando les decimos en qué deberían interesarse o cuestionamos sus creencias o sus amistades. Pero sabemos que los adolescentes son capaces de identificar sus faltas, son muy críticos de lo que consideran una injusticia y valoran más las recompensas que las consecuencias. Un primer aspecto para entender al adolescente es conocer lo que la ciencia nos aporta al desarrollo del cerebro.   Hoy sabemos que el cerebro no está totalmente desarrollado al nacimiento y tarda en madurar mucho más de lo que creímos. Entre los 12 y 25 años nuestro cerebro sufre una reorganización, donde las regiones de poco uso se debilitan y las de mayor uso se fortalecen; termina un proceso conocido como la mielinización, que permite que un impulso nervioso viaje a una velocidad 10

La actividad física es importante para el aprendizaje

¿Realmente los ejercicios físicos ayudan al aprendizaje? Las investigaciones han demostrado que el ejercicio interviene en varios factores vinculados a la fisiología del cerebro y que están relacionados directamente con el aprendizaje, como: aporta una buena plasticidad neuronal y estimula la neurogénesis (nacimiento y desarrollo de células nerviosas) al favorecer la presencia de factores neurotróficos; contribuye con la formación y el aumento de nuevas sinapsis al incrementar la potenciación de largo plazo (LTP); y mejora la performance de las células gliales (células que apoyan la transmisión sináptica aportando la mielina). Es interesante anotar que, la neurogénesis que surge como resultado del ejercicio no se distribuye equitativamente en todo el cerebro sino que se da en zonas específicas, una de ellas vinculada al hipocampo. Investigaciones realizadas en ratones que han sido ejercitados muestran un crecimiento de células nerviosas nuevas de 2,5 veces más que en ratones sedentario

La importancia de la actividad física para el aprendizaje

¿Realmente los ejercicios físicos ayudan al aprendizaje? Las investigaciones han demostrado que el ejercicio interviene en varios factores vinculados a la fisiología del cerebro y que están relacionados directamente con el aprendizaje, como: aporta una buena plasticidad neuronal y estimula la neurogénesis (nacimiento y desarrollo de células nerviosas) al favorecer la presencia de factores neurotróficos; contribuye con la formación y el aumento de nuevas sinapsis al incrementar la potenciación de largo plazo (LTP); y mejora la performance de las células gliales (células que apoyan la transmisión sináptica aportando la mielina). Es interesante anotar que, la neurogénesis que surge como resultado del ejercicio no se distribuye equitativamente en todo el cerebro sino que se da en zonas específicas, una de ellas vinculada al hipocampo. Investigaciones realizadas en ratones que han sido ejercitados muestran un crecimiento de células nerviosas nuevas de 2,5 veces más que en ratones sedenta

Reflexiones sobre el aprendizaje y la memoria a la luz de la función ejecutiva de la memoria de trabajo.

La mirada biológica de la memoria Con los avances que la neurociencia viene logrando acerca del funcionamiento de la memoria, la mirada de que ésta sea simplemente un almacén o recuperación de datos va cambiando para darle un rol más activo y dinámico al proceso de memorizar. El uso de las tecnologías de las neuroimagenes como el fMRI (Imágenes de resonancia magnética funcional), el PET (Tomografía por emisión de positrones), el EEG (Electro encefalografía) y el MEG (Magnetoencefalografía) está permitiendo conocer cómo funciona el cerebro, para dejar de ser esa caja negra de hace unas décadas atrás, y abrirnos una mirada diferente al concepto de memorizar y con ello al de aprender. Actualmente los neurocientíficos han identificado la existencia de diferentes tipos de memorias sea a través de investigaciones o reconociéndolas en personas afectadas por lesiones o enfermedades sufridas. (Gluck, Mercado, & Myers, 2009). En el libro de El cerebro y el aprendizaje de Jossey-Bas, se menci