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APRENDEMOS MEJOR CUANDO LA INFORMACIÓN QUE RECIBIMOS ES ACORDE CON NUESTRO ESTILO DE APRENDIZAJE FAVORITO, SEA VISUAL AUDITIVO O CINESTÉSICO

APRENDEMOS MEJOR CUANDO LA INFORMACIÓN QUE RECIBIMOS ES ACORDE CON NUESTRO ESTILO DE APRENDIZAJE FAVORITO, SEA VISUAL AUDITIVO O CINESTÉSICO

Muchos educadores consideran que los estilos de aprendizaje favorecen la enseñanza por ende impactan en el aprendizaje del estudiante. Estos estilos tiene que ver con la preferencia sensorial, es decir, “Aprendemos mejor cuando la información que recibimos es acorde con nuestro estilo de aprendizaje favorito, sea visual auditivo o kinestésico”.

Howard Jones (2011) recoge las investigaciones que se han hecho acerca del impacto en el aprendizaje de los estilos de aprendizaje, hasta el 2004 se habían identificado 71 estilos,  observando que estos trabajos originales no fueron muy fiables. Presenta los estudios hechos por  Coffield y col. (2004), Kratzig y Arbuthnott  (2006), Geake   (2008), y Sharp y col. (2008) que muestran que no hay evidencias desde las neurociencias, ni de otra ciencia, que respalden el valor educativo de enseñar a los estudiantes por sus modalidad sensorial o con cualquier otro estilo de aprendizaje.

¿Por que  los estilos de aprendizaje no son lo que se creía? Para ello, se debe comprender cómo funciona el cerebro cuando le llega un estímulo sensorial. Los estilos de aprendizaje no tienen un sustento en su aplicación, como por ejemplo el VAK (Visual, auditivo y kinestésico), porque el sistema sensorial que procesa los estímulos van integrando las diferentes sensaciones recogidas por los diferentes sentido. Por ejemplo, las modalidades sensoriales, como la visión, la audición y el tacto,  no son procesadas de manera independiente por el cerebro.

Cuando hablamos de los sistemas sensoriales, o del sistema sensoperceptivo, necesitamos, diferenciar la sensación de la percepción. La sensación se entiende por el proceso simple de detectar la presencia de un estímulo, como la forma, el color o el olor y lo hacemos usando nuestros sentidos. La percepción es el proceso de integración, reconocimiento, asociación e interpretación que realiza el cerebro a partir de las sensaciones y las experiencias previas que tenemos almacenadas en la memoria.

Para que la percepción se realice, la corteza sensorial Primaria, Secundaria y de Asociación deben trabajar juntas de manera jerárquica. Los estímulos del entorno llegan a la Corteza Sensorial Primaria desde el tálamo, estructura que actúa como central recibiendo la información del órgano sensorial específico, como la vista, el tacto y el oído. Por ello, por ejemplo, cuando vemos una manzana, esta información percibida inicialmente por la vista, llegará a la corteza sensorial primaria desde el tálamo el que enviará a las áreas correspondiente del sentido de la vista. Allí se analizarán los elementos del estímulo por separados como son la forma y el color, sin que se produzca aun un significado para ello. Esta información pasará a la Corteza Sensorial Secundaria, que son áreas de cerebro que reciben la mayor parte de las señales de la corteza sensorial primaria de un sistema o de otras zonas de la corteza secundaria del mismo sistema, de modo que se fortalece la información. Del ejemplo, la información de la forma y color de la manzana pasa a la corteza sensorial secundaria, donde recién se podrá designar un significado visual en base a comparar con experiencias anteriores almacenadas en la memoria, pudiendo reconocer a este estímulo como una “manzana”.

Finalmente, entra en acción la Corteza de Asociación, que son áreas del cerebro que reciben las señales de la corteza sensorial secundaria y es donde el concepto visual de una manzana se podrá asociar a informaciones provenientes de otros sentidos como lo que es el gusto o el olfato, por lo que en este nivel se asociará a la manzana con su sabor o su aroma sin que estos puedan detectarse de manera directa en ese instante. Además, se le agregan experiencias de otro tipo, como las emociones que la manzana puedan despertar.


Cómo vemos, podemos comprender que el aprendizaje se logra por la información que podemos recoger del entorno y esto gracias al sistema sensorial de percepción externa, el cual está formado por cinco sistemas sensoriales que interpretan los estímulos del exterior del cuerpo: la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto. Al recibir la información, el cerebro empieza una serie de actividades que lo llevará finalmente a aprender y a retener en un sistema de memoria lo aprendido.

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