Como sabemos el líder educativo moviliza e influencia a las autoridades, maestros, empleados administrativos y padres de familia para articular y lograr las intenciones y metas compartidas de la escuela (Leithwood, 2009)
El líder educativo de hoy en día, ¿hacia dónde debe mirar para atender a ese educando como centro del proceso de aprendizaje, considerando que debe tomar en cuenta sus rasgos de personalidad, sus experiencias previas, lo que le interesa, lo que le motiva y potencie sus capacidades para el aprendizaje y lograr ese desarrollo integral? (Weimer, 2002).
Alertas sobre la salud mental de nuestros niños y adolescentes
En nuestro país, 18% de los adolescentes entre los 10 y 19 años intenta suicidarse MINSA, 2021)
En el mundo el suicidio adolescente es la 5ta causa de muerte UNESCO (2021) y en algunos países la 3ra, como Estados Unidos (National Institute of Mental Health, 2019)
Según las OMS (2021)
Uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años padece algún trastorno mental.
42,9 % de adolescentes de 10 a 19 años sufren de ansiedad y depresión
20% trastornos del comportamiento y TDAH
1 de cada 5 adolescentes afirma estar deprimido
“Hace tres décadas, las mayores amenazas para su salud adolescente eran el consumo de alcohol en exceso, la conducción bajo los efectos del alcohol, los embarazos tempranos, el tabaquismo y las drogas ilícitas. Hoy, son la ansiedad, la depresión, el suicidio, las autolesiones y otros trastornos mentales graves” (Richtel, 2022).
En los últimos 15 años se han disparado las tasas de suicidios y autolesiones, debido a que la salud mental es un tema poco explorado por los padres de familia y las escuelas, lo que sugiere una mayor sensibilidad y preocupación de parte de los líderes educativos.
¿Qué hay detrás de esta situación que se acentuó con la pandemia?
En estos días, los niños tienen una niñez recortada por el contexto informativo en el que están y los adolescentes pasan por grandes cambios fisiológicos producto de la maduración cerebral hasta los 24 años. En este proceso, el sistema emocional y social están activándose por la acción de los neurotransmisores y hormonas, pero su proceso de autorregulación aún no ha madurado lo suficiente como para responder emocionalmente frente a cualquier evento. Por ello, la adolescencia es una etapa de grandes emprendimientos, pero también sensible para situaciones de salud mental, ya que el 70% de las enfermedades mentales aparecen en la niñez y adolescencia. Para la OMS (2021), “los cambios físicos, emocionales y sociales que se producen en este periodo, incluida la exposición a la pobreza, los malos tratos o la violencia, pueden hacer que los adolescentes sean vulnerables a problemas de salud mental”.
Tienen más obligaciones y oportunidades que antes. La presión para hacer muchas cosas todo el tiempo y tener éxito se ha multiplicado. La palabra planificar está en los labios de todos los padres de familia y docentes, y las expectativas para ser exitosos e ingresar en la universidad son considerables. En este contexto, los niños, niñas y adolescentes ponen en riesgo su autoestima por la frustración experimentada por no cumplir o llevar adelante la tarea con la exigencia pedida.
Los padres de familia no tienen claro los límites entre la protección y la sobreprotección, así como el rol que les toca en su interacción con la escuela donde, por un lado, la sobreprotección genera síntomas de ansiedad (Gere et al., 2012; Mehdi, 2014); y por el otro, en su rol con la escuela quieren decidir sobre las currículas escolares según sus preferencias e intereses personales (Times, 2021).
El futuro profesional trae muchos cambios e incertidumbres, con carreras que desaparecen y carreras que pierden los límites debido tanto a los avances de la tecnología como a la creciente globalización y los cambios en la forma en que las personas llevan sus carreras. En un corto tiempo se espera que el número de transiciones de carrera siga aumentando en el mundo laboral y la movilidad profesional se incremente (Sullivan & Al Ariss, 2021)(Oxford, 2018).
Los líderes educativos, ¿qué debemos hacer?
Si queremos una sociedad sana y una generación capaz de enfrentar esta realidad, desde las investigaciones de la neurociencia, el líder educativo debe conocer acerca del desarrollo del cerebro del niño y adolescente, priorizar las habilidades socioemocionales y apuntalar el desarrollo de la flexibilidad cognitiva de nuestro sistema de las funciones ejecutivas del cerebro.
Comprender el desarrollo del cerebro del niño y adolescente. Para hacer un buen acompañamiento les recomiendo revisar la publicación de libre disponibilidad de UNICEF: The Adolescent Brain: A second window of opportunity.
Evitar la espiral negativa:
Hábitos poco saludables de alimentación, sueño y actividad física.
Malos modelos parentales y sociales.
Experiencias de riesgo sin apoyo
Emociones de alto estrés y maltrato afectan salud y atención
No asumen responsabilidades
Promover y generar la espiral positiva:
Buenos hábitos de alimentación, actividad física y sueño.
Soporte de adultos con aprendizajes positivos, oportunidades, toma responsabilidades y decisiones. Asume consecuencias.
Autoconfianza, soporte en la toma de riesgos, aprendizaje de experiencias del contexto comunal.
Asegurar el acompañamiento social y emocional, ya que significa fortalecer la inteligencia emocional y la autoestima necesaria para impactar en la actitud para el aprendizaje, mejorar el clima en el aula, las interacciones entre los estudiantes y docentes. Lo que permitirá crear un mejor ambiente para el aprendizaje y trabajo colaborativo, así como prepararlos para la vida universitaria. El acompañamiento socio emocional entre los jóvenes tiene una acción directa para reducir el incremento que se observa en las tasas de ansiedad, depresión, estrés, miedo al fracaso, trastornos alimenticios, adicción y violencia. (Delgado, 2018).
3. Promover la flexibilidad cognitiva, es una función ejecutiva que permite en los educandos:
cambiar o modificar su forma de pensar, donde sí una forma de resolver un problema no funciona, cambie de estrategia y busque otros caminos para encontrar una nueva forma de abordar la situación.
reducir el estrés en los que lo sufren, al mejorar su autorregulación, atención, permitir reflexionar sobre las posibles fallas en sí mismo y utilizar estrategias para superarlas. Todo ello, desarrolla una mayor resistencia a los eventos negativos de la vida y favoreciendo el desarrollo de la resiliencia (Moore, 2013) (Diamond, 2014).
ajustar los procesos mentales en diferentes áreas del aprendizaje al mejorar la capacidad del lenguaje, las matemáticas y los aspectos vinculados con la comunicación interpersonal necesarias para un exitoso desempeño académico (Jackes & Zelazo, 2005).
un buen desarrollo de la corteza prefrontal, componente ejecutivo para la toma de decisiones, lo que generará alta confianza, optimismo en el futuro y empatía, componentes básicos para crear y lograr las metas compartidas (Swart, 2015).
En resumen, el líder educativo debe cambiar los patrones de enseñanza hacia la incorporación de las estrategias de acompañamiento al desarrollo del cerebro y la flexibilidad cognitiva, así como el aprendizaje socioemocional que potencie el logro de las habilidades personales y garantice el éxito académico y el desarrollo de su formación profesional.
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