La flexibilidad cognitiva impacta positivamente en la performance académica, la elección de una carrera, el manejo del estrés, la respuesta resiliente… y más.
Imagen tomada de "Reading Eggs": https://readingeggs.com/articles/2014/10/03/support-imaginative-play/ |
La flexibilidad cognitiva ha sido descrita como la habilidad ejecutiva para adaptarse a lo nuevo, al cambio o a eventos no planeados al ejecutar una tarea. Permite responder a las demandas o prioridades, aprovechar oportunidades, superar situaciones inesperadas o incluso admitir estar equivocado. Todo eso implica un análisis de las consecuencias de la propia conducta y un aprendizaje de los errores, y requiere de la capacidad para inhibir un patrón de respuestas y poder cambiar de estrategia (Diamond, 2014).
Así es como la flexibilidad cognitiva se convierte en la habilidad clave que impacta en el éxito académico, porque permite manejar diferentes conceptos y aceptar otros puntos de vista u otras posibilidades, de modo que puedan manejarse no sólo las propias ideas, sino ser capaz de apreciar las ideas de otros para obtener la mejor respuesta. Estos componentes se han reflejado en las mejoras en el aprendizaje, en el desarrollo del lenguaje, en las habilidades para la aritmética, en la toma de decisiones, en la solución de problemas y en generar ideas creativas. (Zelazo, 2015; Deak, 2004; Bull & Scerif, 2001; Dunleavy & Martin, 2006; Lin, et al, 2014; Ritter et al. 2012)
La flexibilidad cognitiva implica cambiar o modificar nuestra forma de pensar, si una forma de resolver un problema no funciona, es la flexibilidad cognitiva la que nos permite cambiar de estrategia, buscar otros caminos y encontrar una nueva forma de atacar la situación. Por ello, ha tenido un impacto positivo en estudiantes que sufren de un estrés significativo, además de establecer mejoras en su autorregulación y atención. Al permitirnos reflexionar sobre nuestras posibles fallas en sí misma y utilizar estrategias para superarlas, esto se asocia con una mayor resistencia a los eventos negativos de la vida favoreciendo el desarrollo de la resiliencia. (Moore, 2013).
Por otra parte, la flexibilidad cognitiva permite ajustar nuestros planes, lo que favorece una mejor evaluación y seguimiento de los proyectos personales asociados a objetivos futuros. Juega un rol importante en la mayor exploración de oportunidades viéndose esto reflejado en la elección de las carreras profesionales y en una menor deserción. Las investigaciones muestran que tanto los estudiantes con dificultades de atención e hiperactividad como aquellos que no las presentan, alcanzan resultados similares en este proceso. (Suneeta et al., 2017)
La flexibilidad cognitiva se expresa entre las edades de 3 y 4 años y se vuelve más compleja entre los 7 y 9 años, alcanzando niveles de desarrollo similares a los del adulto a la edades de 15 y 17 años; lo que indica un desarrollo temprano y prolongado de esta habilidad durante toda la escolaridad. Esto nos debe llevar a reflexionar acerca de la importancia que tiene implementar acciones y tácticas que promuevan la flexibilidad cognitiva en el aula, planteándonos la necesidad de empezar a trabajar desde los niveles de escolaridad más básicos con diferentes enfoques y estrategias para desarrollarla. (Ferguson, 2021)
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