El futuro profesional para nuestros adolescentes trae muchos cambios, muchas incertidumbres con carreras que desaparecen y carreras que pierden los límites debido tanto a los avances de la tecnología como a la creciente globalización y los cambios en la forma en que las personas llevan sus profesiones. En un corto tiempo se espera que el número de transiciones de carrera siga aumentando en el mundo laboral por lo que la flexibilidad cognitiva y la fortaleza socioemocional se convertirán en componentes claves para la formación de los estudiantes (Sullivan & Al Ariss, 2021).
La flexibilidad cognitiva, no es una habilidad ajena a las actividades diarias de los adolescentes y se presentan en situaciones, cómo por ejemplo:
Cuando va a desayunar, pero ve que no queda el cereal ¿Qué hace?, ¿se enfada y se va al colegio, o la universidad, sin desayunar?, ¿se prepara un desayuno con otros ingredientes que tenga a mano? La flexibilidad cognitiva responde frente a situaciones inesperadas con una serie de opciones alternativas, que nos permite resolver y adaptarnos de la mejor manera al momento.
Si debe resolver un problema de matemática y repite el proceso una y otra vez y no le sale la respuesta, ¿Qué hace? ¿se frustra y no desea continuar? ¿retoma el problema otra vez y lo analiza buscando el error o una forma alternativa para resolverlo? la flexibilidad cognitiva nos ayudaría a comprender las causas y a ser resilientes. Nos permite darnos cuenta de que tal vez el procedimiento no es el correcto, nos da la capacidad de buscar maneras diferentes de solucionar el problema.
Si todos los días elige tomar la misma línea para ir a la universidad, pero un día el bus que emplea no llega a la hora, se demora y está a punto de llegar tarde a un examen , ¿Qué hace? Podrías buscar una línea alternativa, podría tomar otro camino pero el que tal vez no funcione como esperaba ... La rutina se ha visto frustrada por una situación imprevista, pero la flexibilidad cognitiva permite generar opciones de manera inmediata utilizando las mismas habilidades que las requeridas para tomar una decisión: experiencia, expectativa, motivación, conocimiento y emociones.
Cuando pierde algo y nadie da razón del objeto, ¿Qué hace? ¿se molesta y grita a todos, considerándolos responsables de la pérdida? Es capaz de reflexionar y pensar dónde fue la última vez que lo dejó o vió. Busca otra solución mental, como revisar los lugares donde estuvo o los sitios más probables. La flexibilidad cognitiva, no solo nos da la capacidad para buscar soluciones alternativas y creativas, nos da la tranquilidad de revisar los procesos.
Lo contrario a la flexibilidad cognitiva sería la rigidez, la que puede entenderse como la falta de habilidad para cambiar de conducta en situaciones inesperadas al enfrentar una tarea o un objetivo concreto. La rigidez puede generar ineficiencia y frustración al ejecutar la tarea y generar alteraciones en la regulación de la propia conducta.
La sensación emocional que genera la rigidez cognitiva es la de no saber qué hacer, sin ser capaz de resolver la situación. Hecho que tiene consecuencias negativas en las actividades de la vida diaria de los adolescentes como el estrés y la ansiedad. Por ejemplo, cambios en las asignaturas, indicaciones en las actividades del aula, nuevas consignas en los juegos, entre otras. Actividades, como: los cambios en las asignaturas, modificaciones en las indicaciones de las actividades del aula, nuevas consignas en los juegos, entre otras, generan diferentes grados de intensidad con la que impacta la rigidez cognitiva sobre las emociones.
La flexibilidad cognitiva está asociada con la adaptación a nuevas situaciones, esto significa que nuestro cerebro busca la estabilidad y trata de reducir la incertidumbre lo antes posible. Los adolescentes con una alta rigidez cognitiva, pueden obviar la novedad o el cambio, manteniendo así en su conducta o forma de pensar. Todos tenemos siempre una resistencia al cambio y más cuando hay una rutina de por medio, por lo tanto es normal que nos cueste adaptarnos a situaciones que nos sacan de nuestro estado de confort.
De este modo, podemos encontrar una flexibilidad cognitiva disminuida, en una importante variedad de trastornos mentales: en niños con dificultades de atención, o trastornos complejos como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), esquizofrenia, trastornos del espectro autista (asperger y autismo), trastornos de la alimentación (anorexia nerviosa y bulimia nerviosa), personas con adicciones, etc.
¿Cómo promover la flexibilidad cognitiva?
Permitir que los adolescentes experimenten diferentes situaciones, como pedirles que propongan cambios en sus rutinas o las rutinas de la casa, que planteen cambios en los recorridos para ir de compras o pasear, tener espacio de conversación sobre situaciones de estrés o ansiedad. Pedirle soluciones creativas a diferentes problemas del quehacer diario.
Consulta: Guía metodológica para mejorar las funciones ejecutivas del cerebro y asegurar el éxito del aprendizaje, donde podrás encontrar una serie de estrategias para desarrollar no solo la flexibilidad cognitiva, sino el control inhibitorio, la memoria de trabajo y la planificación.
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