Hoy en día los padres de familia tienen acceso a la información acerca de las mejores opciones educativas para sus hijos e hijas. Pueden acceder a las metodologías, equipo de docentes y directores, actividades y tener un comparativo de costo beneficio. Por lo que los padres tienen un control sobre la educación que desean para sus hijos e hijas y llevan consigo las expectativas de que las escuelas les brinden la oportunidad para alcanzar sus sueños.
Por ello, se requiere que los padres de familia logren las habilidades de liderar la mejor forma de acompañar a sus hijos en el proceso de formación y contribuir con la escuela a que se brinden todas las herramientas y condiciones para que cada uno de sus hijos e hijas logren potenciar sus funciones ejecutivas y alcancen las competencias socioemocionales que se requieren para este fin, en otras palabras, es lograr que el padre de familia sea consciente del conocimiento que la decisión requiere acerca de lo que desea y lo que valora para su hijo e hija para su formación.
Los padres de familia en su deseo de que las escuelas mejoren, están generando un nuevo nivel de participación y relación, motivado por hacer algo diferente. Entre estas demandas se van incrementado los pedidos de información sobre en qué fallan sus hijos y que requieren para alcanzar el dominio académico y ser exitosos en la siguiente etapa de formación educativa. Así como otros requerimientos, como más tareas, más contenidos y actividades no presentes en las programaciones curriculares y textos.
Tradicionalmente la participación de los padres de familia se limitaba a ser delegados para apoyar las actividades del colegio o promover las actividades culturales para el buen funcionamiento de la escuela. Pero hoy, en diferentes países, están surgiendo una línea de padres de familia que lideran la búsqueda de soluciones a los problemas más arraigados a la escuela, llevando su accionar más allá de los límites adecuados. Abanderando temas como: género, inclusión, sexualidad, discriminación, entre otros y responsabilizando a las escuelas por no responder a sus expectativas académicas u ofrecer programas que los padres consideran que no son los adecuados.
Esta actitud de los padres de familia ha sido favorecida por las situaciones generadas durante la pandemia que, durante el 2020, Zoom y Google classroom transformaron a millones de familias a diario, dejando en los padres de familia la sensación que el sistema educativo, que ya venía siendo cuestionado, no funciona más y poniendo frente a las familias la ansiedad sobre que el futuro de sus hijos está en juego.
Para los especialistas, la pandemia dejó aprendizaje incompleto e inequidades, así como una falta de atención a las competencias socioemocionales. Los estudiantes no solo perdieron aprendizajes académicos, un incremento en el ausentismo en el aula, sino pérdida de miembros de su familia. Además de registrarse un mayor número de enfermedades mentales como: ansiedad, depresión, miedo irracional, letargo y retiro social, dando como resultado una ampliación aún mayor de la brecha educativa (Mckinsey, 2021).
La revista Time en su artículo de septiembre de 2922, nos alerta del hecho que los padres de familia están levantando su voz y están yendo más allá de las reuniones de padres y maestros, reuniones de la asociación de padres familia o de las comunicaciones con el director. Nos presenta organizaciones americanas, como Parental rights, en la que la preocupación por los contenidos de matemáticas, ciencias y las habilidades para lectura ha sido dejado en un segundo plano, por campañas organizadas para exigir que se prohíban libros de los planes de estudios y las bibliotecas escolares, orientando sus demandas contra los maestros y administrativos en función a sus puntos de vista, además luchando por el control de las asociaciones educativas. Hechos que generan posiciones encontradas entre los miembros de la comunidad educativa y con ello, desviando tiempo y energía valiosa de la enseñanza y el aprendizaje. Según la PEN América, organización dirigida a proteger los derechos de autor, ha documentado más de 2500 retiros de libros de las escuelas y bibliotecas entre julio de 2021 y junio de 2022 por acción de estas organizaciones de padres que afirmaban que contenían material que afectaba la sensibilidad de sus hijos o carecían de un contenido adecuado para ellos.
Todo esto nos lleva a reflexionar y repensar una escuela en la que los padres de familia tengan oportunidad de ser escuchados junto a los expertos y puedan participar activamente en la mejora del sistema educativo, de manera que se comprometan uniendo esfuerzos y recursos con otras familias para que sus hijos e hijas alcancen un futuro exitoso
Finalmente, la escuela debe asegurar que el padre de familia entienda y diferencie entre el derecho que tiene a exigir o renunciar a la escolarización seleccionada en favor de su sistema de creencias; otra muy distinta es insistir en que se reformulen los planes de estudio y actividades escolares para que coincidan con esas predilecciones personales.
Comentarios